Anoche te soñé.


Habían pasado dos años, dos años de libertad, aprendizaje, conocer personas, salir, bailar, cantar, ¿qué no era eso lo que quería?
Sí, han pasado dos años, dos años de aquél adiós, de aquél último beso que sigue nutriendo mi ser, mi furia, mi calor, mi vida.
Algunas veces pienso en ti, algunas no tanto, pero el recuerdo de tu mirada me perturba durante las noches.

¿Qué es esto? ¿qué escribo?
Tal vez es un instinto de supervivencia o simplemente el fantasma de tu recuerdo no me deja vivir.
No, la realidad es que te echo de menos. 


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